“Y LAS
MONTAÑAS HABLARON”
de Khaled Hosseini
por Faustino
Cuadrado Valero
“Si estaba dotada de alguna hermosura, era
más modesta y prosaica. Estar con su madre siempre le recordaba que su propia
belleza se había tejido con una hebra más corriente”.
Así habla Khaled Hosseini por boca
de uno de los personajes, para establecer una diferenciación física entre ella
(Pari) y su madre (Nila), más, las hebras de todos aquellos que asoman a su nueva
obra “Y LAS MONTAÑAS HABLARON”, están trenzados con hebras de una calidad
extraordinaria.
La
sucesión de personajes que habitan las páginas de este magnífico manuscrito
—continúa con el éxito de ventas traducido en millones de ejemplares y el
reconocimiento obtenido de la crítica con sus primeras obras, “Cometas en el cielo” o la posterior “Mil soles espléndidos” —se nos clavan
bien dentro, hasta generarnos esa necesidad de apadrinamiento desde las
primeras frases escritas.
Hombres
y mujeres a menudo tan lejanos. Navegando por historias que nos alcanzan desde
lejos. Fruto de culturas y vivencias de las que apenas sabemos, pero que tanto
nos atraen cuando sabemos de ellas. Aunque la mayoría de las veces solo sea a
través de esos pocos minutos con los que nos sacuden los informativos, plagados
de bombas y de muertes, carentes al parecer de alguna esperanza.
Algo tan habitual como la adopción
por una familia adinerada de la capital, de una niña campesina que malvive en
una aldea perdida en las montañas, es la excusa perfecta para entrelazar una
serie de historias que van conectándose las unas a las otras a lo largo de
medio siglo.
El
padre de la niña, Sabur y su hermano Abdulá, han cuidado de ella siempre, y le
han ofrecido todo el amor del que han sido capaces. Pero la vida es dura y no perdona,
y el futuro les promete endurecerla aún más.
Personajes
llenos de amor y ternura, de fuertes contradicciones y con complejos y temores a
menudo insuperables. Sueños inacabados y dolorosas vidas que van generando una
atmósfera tan emotiva, que resulta difícil dejar de respirarla.
En
un mundo lejano y cercano al mismo tiempo, los dramas y la lucha diaria por
sobrevivir al tiempo y al espacio, al día a día en un mundo hostil, nos invitan
a viajar desde paisajes tan desconocidos como las montañas de Afganistán, hasta
la ribera del Sena o la isla de Tinos en el mar Egeo.
“Encontré un hada pequeñita y triste
bajo la sombra de un árbol de
papel
Era un hada pequeñita y triste
Y una noche el viento se la
llevó”
La
pluma de Khaled Hosseini se desliza fácil sobre el papel. Nos regala cuentos de
una belleza oriental exquisita, algo que tanto fascina a los occidentales. Dota
a los personajes de una riqueza expresiva y emocional tan fuerte que hará las
delicias de los lectores cuando descubran a este genial escritor nacido en
Afganistán y criado en los Estados Unidos de América, de verbo fácil y
comprometido con el ser humano y con el mundo.
“Y LAS MONTAÑAS HABLARON”, una
novela que no dejará indiferente al lector, quien decidirá acabar de leerla lo
antes posible, de tan entretenida y atrayente como le va a resultar, y luego
solo hará que echarla en falta hasta que proceda a releerla una vez más.
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